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Bonnin, Lambert, Frare, García y «Parra» se treparon a la “Histórica” celebración de los 35 años del Rally Entrerriano

Informe de ACELERANDO y Prensa Rally Entrerriano

Los motores comenzaron a rugir desde temprano, en la mañana del sábado 5 de abril, en Concepción del Uruguay, donde la pasión del Rally Entrerriano cumplía 35 años de historia. Bajo un cielo todavía amenazante por las lluvias de la madrugada, la ansiedad vibraba en cada rincón del parque de asistencia. En ese clima de expectativa, Nelson Bonnin, el hombre de Pronunciamiento, se preparaba para dar el golpe junto a su navegante local, Javier Benítez.

El sábado amaneció con dudas: las precipitaciones habían sembrado dudas, pero el sol, como aliado de la fiesta, comenzó a imponerse mientras el reloj avanzaba. Al mediodía, cuando el primer auto rompió el silencio en los tramos de Colonia Elia, el terreno estaba en condiciones ideales para la batalla.

El Toyota Etios (motor Audi) de Bonnin y Benítez voló sobre el polvo y el barro endurecido, cortando el viento entre los fanáticos que observaban los costados de los caminos. Cada curva era un desafío, cada salto, un acto de fe. Y ellos, firmes, con ritmo demoledor, fueron marcando el pulso de la competencia.

La noche trajo nuevas amenazas de lluvia, y el domingo amaneció con cielos cargados otra vez. Las gotas retrasaron el inicio, forzaron la suspensión de la primera pasada por el autódromo, pero nada detuvo el fervor: quedaban cuatro Pruebas Especiales y 39 valientes dispuestos a librar la última batalla.

Y allí estaban, Bonnin y Benítez, escribiendo con cada derrape la crónica de su victoria. El público, empapado de entusiasmo, vibraba con el espectáculo. Cuando cruzaron el último control, sabían que no solo habían ganado una carrera: habían puesto su nombre en la leyenda de los 35 años del Rally Entrerriano.

CLASE A6 (10 autos). La batalla en la Clase mayor del Rally Entrerriano prometía ser intensa, y no defraudó. Diez autos se lanzaron a los caminos con un hambre de victoria que se palpaba en el aire húmedo de Concepción del Uruguay.

La primera jornada fue un duelo de estrategias. Nelson Bonnin y Javier Benítez, a bordo del Toyota Etios, tomaron el control en la Prueba Especial 3, momento desde el cual no soltaron más el liderazgo. Atrás, muy cerca, Guillermo Piton y Juan Capurro acechaban, a solo 1 segundo y 8 décimas, mientras Daniel Bonnin y Walter Traverso mantenían la tercera posición, algo más relegados, pero sin perder la esperanza, a 48 segundos, todo culminada la etapa sabatina.

La noche cayó con la tensión flotando en el ambiente. El domingo amaneció desafiante, con alguna lluvia que pusieron a prueba tanto la paciencia como la pericia de los pilotos. Pero si el clima intentaba ser protagonista, Bonnin y Benítez le respondieron con un dominio absoluto.

Imparables, se adueñaron de todos los tramos del día, manejando con precisión sobre el buen piso que se presentó en 5° Ensanche y La Tigrera y el propio autódromo. Cada curva ganada era un ladrillo más en el muro de su victoria. Cuando cruzaron la meta final, no había dudas: se quedaban no solo con la segunda etapa, sino con la carrera completa, en una actuación brillante.

Detrás, Guillermo Piton y Juan Capurro –que venían de ganar de local- luchaban contra su propia máquina: problemas en la caja de cambios complicaron su domingo, pero el temple los llevó a completar la prueba en el segundo lugar, a 42 segundos. Daniel Bonnin y Walter Traverso cerraron el podio, firmes y aguerridos.

Entre los que resistieron hasta el final, Jorge Jones junto a Luciano Ruiz, y Jorge Jones (h) navegado por Sebastián Olari, ambos con VW Gol Trend, demostraron que en el rally, tan importante como la velocidad es la perseverancia.

En una edición cargada de emoción y desafío, Nelson Bonnin y Javier Benítez otra vez grabaron su nombre con fuego en el corazón de la Clase A6.CLASE N7 (9 autos). La pelea fue un verdadero mano a mano, de esos que mantienen el corazón latiendo a mil. Nueve autos salieron a la caza de la victoria en Concepción del Uruguay, en una categoría donde cada segundo contaba como una eternidad.

El sábado, Luciano Lambert y Francisco Uboldi tomaron el mando desde temprano, mostrando velocidad y regularidad en cada tramo. Pero no estaban solos: Román Marinelli y Guido Simian, en su regreso a la categoría, acechaban a solo 8s7, decididos a aguarles la fiesta. Detrás, Julio Erpen y Pablo Salvidía también daban batalla, aunque algo más distanciados, a 34s6.

El domingo amaneció con la promesa de un duelo épico, y los protagonistas no defraudaron. Lambert sabía que no podía fallar. Cada curva, cada frenada, cada aceleración debía ser perfecta. Marinelli, por su parte, atacaba sin reservas, decidido a recortar la diferencia.

La tensión se cortaba en el aire. Auto contra auto, nervio contra nervio, el margen era mínimo. Finalmente, luego de una jornada extenuante sobre caminos exigentes, Luciano Lambert logró completar la tarea iniciada el sábado y abrochó la victoria, tan trabajada como merecida.

Apenas 5s6 separaron a Lambert de Marinelli, que, aun sin llevarse el triunfo, se quedó con la satisfacción de ganar la Segunda Etapa, dejando claro que su regreso a la categoría fue en grande. Tercero fue Julio Erpen, a 49s2.

Fue una definición ajustadísima, de esas que enaltecen el espíritu del rally: coraje, precisión y una pizca de locura, todo en su justa medida.   CLASE N7 LIGHT (8 autos). Compuesta íntegramente por VW Gol, vivió una carrera vibrante y cambiante en Concepción del Uruguay. Ocho binomios se lanzaron al desafío, con la promesa de caminos veloces, donde la concentración valía tanto como la velocidad.

Ángel González y Jorge Liand fueron los grandes protagonistas del sábado, dominando los tramos iniciales y cerrando el primer día en lo más alto de la general. A 24 segundos se ubicaban Jorge y Melisa Báez, quienes mantenían el acecho, mientras que Máximo Frare y Mirko Giordan completaban el podio provisorio a 57 segundos.

Pero el domingo trajo consigo el dramatismo que solo el rally puede ofrecer. En la primera pasada por La Tigrera, la dupla Báez-Báez sufrió un abandono inesperado, dejando un vacío en la pelea de arriba. Con temple y consistencia, Máximo Frare y Mirko Giordan aprovecharon el momento y tomaron el control de la competencia.

Con el público al borde del camino vibrando en cada pasada, Frare y Giordan consolidaron su remontada y se adjudicaron una victoria tan trabajada como celebrada. Sin embargo, la clasificación detrás de ellos quedó en suspenso: el segundo (Ángel González) y el tercero (José Morard) fueron sometidos a revisión técnica tras retirarse piezas de sus autos para evaluación por parte del Comisario Técnico.

Hasta el momento de la revisión, la cuarta posición pertenecía a Lucio Moreira-Leonardo Cena y la quinta a Gonzalo Spinzo-Hernán Lozano, en una divisional que mezcló emoción, sorpresas y el típico espíritu indomable del rally.CLASE N9 16v (12 autos). La divisional vivió un fin de semana de pura adrenalina en Concepción del Uruguay, en una competencia que tuvo de todo: duelos cerrados, golpes de escena y emociones hasta el último metro.

El sábado, Santiago Pontelli y Martín Chivetti, a bordo de su Nissan March, marcaron el ritmo, adueñándose de la punta con autoridad. Pero la diferencia era mínima: apenas 4s4 los separaban de Dante Lanterna y Daniel Fritzler, mientras que Joaquín y Mauricio Blanc se mantenían al acecho, a solo 12 segundos y 8 décimas. La lucha estaba abierta, y el margen para el error, reducido a nada.

La jornada sabatina también dejó un momento de preocupación: el binomio Manuel Cergneux-Agustín Coniberti (fotos) sufrió un fuerte vuelco. Afortunadamente, la seguridad respondió como debía y ambos salieron ilesos, aunque el susto quedó flotando en el ambiente. El domingo amaneció con la promesa de un final impredecible. Y fue así. Desde la cuarta posición, Daniel Parravicini y Nicolás Lauría, con su Ford Fiesta, salieron decididos a cambiar el curso de la historia. Con un ritmo feroz y una concentración impecable, no solo ganaron la Segunda Etapa, sino que se adueñaron de la carrera en su totalidad, saltando a la cima desde las sombras.

Cristian Delia y Darcy Frascheri, también con Ford Fiesta, dieron batalla hasta el final y se llevaron el segundo lugar, a apenas 15s7 de los ganadores. Dante Lanterna y Daniel Fritzler, en su VW Gol Trend, cerraron el podio luego de un esfuerzo constante durante todo el rally.

Como broche de oro, Santiago Pontelli y Martín Chivetti, que habían dominado el sábado, se quedaron con la Power Stage, demostrando que su velocidad seguía intacta, aunque el triunfo general se les escapara al retrasarse la primera de las dos pasadas del autódromo.

Así, entre luchas ajustadas, remontadas épicas y momentos de máxima tensión, la categoría entregó un espectáculo memorable, digno del festejo de los 35 años del Rally Entrerriano, con victoria de quien corrió la primera carrera de la categoría, hace 35 años, Daniel Parravicini.CLASE N9 8v (3 autos). Federico García y Mirko Sleger marcaron el rumbo desde el arranque en Concepción del Uruguay, demostrando solidez y rapidez en cada metro de los caminos entrerrianos.

El sábado, sobre los duros y veloces tramos, García-Sleger lograron hacerse fuertes, terminando como líderes, seguidos muy de cerca por el debutante Stefano Sacks y su navegante Pablo Odiard, quienes sorprendieron con un ritmo firme y seguro. Terceros se ubicaban Diego Schab y Walter Maciel, completando el podio provisorio.

El domingo amaneció con la promesa de batalla, pero también con la amenaza latente de errores que pudieran costar caro. Federico García no dio lugar a dudas: salió decidido a sentenciar la historia. Con una conducción limpia pero agresiva, ganó también la Segunda Etapa, reafirmando su dominio absoluto. Y como si fuera poco, se quedó con la Power Stage, cerrando un fin de semana perfecto.

Detrás, Stefano Sacks y Pablo Odiard confirmaron su excelente debut, firmando el segundo lugar en la general con temple y constancia. La mala noticia fue el abandono de Diego Schab y Walter Maciel, quienes no pudieron completar la jornada tras un gran esfuerzo el sábado.

Así, Federico García y Mirko Sleger escribieron su nombre en lo más alto, en un rally que, sin dudas, quedará en la memoria de todos los protagonistas.

 



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